El altar era un lugar dónde se realizaban sacrificios para los dioses en la época primitiva, los sacrificados podían ser seres humanos o animales.
En el antiguo Testamento se lo utilizaba para realizar sacrificios de animales, para purificarse por ejemplo las madres que recién daban a luz, como lo hizo María Santísima.
Actualmente es la mesa, con reliquias de Santos en su interior, donde se celebra el Sacramento de la Eucaristía.
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